Hace unos años emitían en prime time (y todavía lo ponen cuando no tienen qué), un programa llamado “Hermano Mayor” en el que un cachazas ex deportista, que había superado mil dificultades en la vida visitaba chavales descarriados para reconducirlos por el buen camino a base de terapias de choque, saltos en parapente, ejercicios de creatividad y alguna que otras clase de boxeo para quemar adrenalina… que no digo yo que esté mal o no sea efectivo, pero, la verdad, visto desde fuera, y siendo como soy experta en hermanos mayores, porque he tenido unos cuantos… ése no ha sido un “Hermano Mayor” hasta que le dieron el programa, ¡si lo sabré yo!....
Los hermanos mayores no te llevan a terapia, ni a hacer parapente, ni te abrazan muy muy fuerte para mostrarte “la fuerza del cariño... eso es cosa de la tele. En la vida real los hermanos mayores si pueden te llevan durante dos kilómetros a collejas hasta el colegio, y no lo digo por mi , que gracias la cielo iba en autobús (pero mi marido fue un auténtico “hermano mayor”). Los hermanos mayores salen huyendo a toda mecha para que no te pegues a ellos en sus aventuras (¡no creáis que no os veía!…). Los hermanos mayores te introducen el maravilloso mundo de los desprecios originales:
“mocosa pringosa”, “eres más pesá que una vaca en brazos”…
“mocosa pringosa”, “eres más pesá que una vaca en brazos”…
Los hermanos mayores no te reconducen por el buen camino como en la tele, pero, eso sí, te enseñan a atarte los cordones de los zapatos... A día de hoy Mario y Paula, con casi nueve años, aún no saben hacerlo, y estoy segura de que es porque no tienen hermanos mayores; porque esas cosas no las enseñan los padres. Los hermanos mayores te enseñan a hacerte una cena rápida, nutritiva y sabrosa en cinco minutos con las sobras de la nevera (bueno, quizá esto también tenga algo que ver con ser de familia numerosa…no sé); y te enseñan a leer, o te cuentan historias desde la litera de arriba.Los hermanos mayores de la vida real no te llevan a soltar adrenalina en un gimnasio y te dicen que la violencia en la calle NO es la solución, ellos te defienden, con violencia o lo que haga falta, de los matones del cole, y si hace falta, de paso, les roban el bocata a para dártelo a ti. Los hermanos mayores no intentan convencerte de que el alcohol NO es bueno, pero si les toca, te cuidan en tu primera borrachera. Los hermanos mayores no te hablan de “la fuerza del amor”, pero le romperán el morro a cualquier pretendiente que crean que no te conviene…
Y por supuesto, los hermanos mayores de la vida real no se van cuando acaba el programa…
Dicho esto…
El otro día Mario demostró ser un auténtico y genuino “Hermano Mayor”…
El otro día Mario demostró ser un auténtico y genuino “Hermano Mayor”…
Propenso a deshacerse de sus hermanas con sonoros “¡apaaaarta!, ¡quiiiita de ahí! ¡déjame en paaaaz!, ¡no tooooques eso!... y asiduo “tocanarices” en las reuniones de Paula con sus amigas en las que se dedica a robarles las Barbies , apagarles insitentemente la luz, o bombardearles con el tirachinas, cuando tuvo que hacrelo, no dudo en defender a su hermana, ni más ni menos que del enemigo más temido: los adultos.
Veréis, esta semana tuvieron un exámen de matemáticas, durante el cual Paula y una compañera se pusieron a charlar, de Barbies y naderías me imagino, porque tengo clarísimo que a Paula ni se le pasaba por la cabeza la posibilidad de copiar. Pero el profesor al verlas, imagino que para enseñarles que durante los exámenes no se habla les marcó el examen con la “intención” de suspenderlas (y lo pongo entre comillas porque también tengo clarísimo que no pretendía cumplir la amenaza, aunque las niñas no lo supieran). El disgusto de Paula fue monumental, quizá porque la nota más baja que ha sacado ha sido un notable, quizá porque le llamarán la atención (típica niña buenecita como es), quizá por tener que contarnos a nosotros, los padres, que había sacado el primer cero de su vida…el caso es que lloró durante el reto del examen, durante el recreo, durante la clase de inglés, y durante las siguientes….cómo sería, que su “hermano mayor”, mayor por 15 minutos , pero sobre todo mayor de sentimiento, se ofreció (aunque dudo que tuviera un plan efectivo para conseguirlo) para cambiar su examen por el de ella y quedarse él con el suspenso…
…Cuando Paula me lo contó, él nos intentaba explicar que “Es que Paula nunca ha tenido un cero…y yo no quería que lo tuviese”…
Todo un auténtico Hermano Mayor, de los que te hacen el día a día un infierno, pero dispuesto a dar su vida, o sus notas, cuando hace falta…
Haciendo un repaso de la jornada aquella noche me di cuenta de tres cosas bastante importantes:
1.- Con la emoción de “hermana pequeña rescatada” me olvidé de explicarles que no se deben hacer trampas en los exámenes (nota mental: antes del próximo examen debo tener una charla con ellos sobre el tema).
2.- Tendremos que trabajar la escasa tolerancia de Paula a la frustración. Es importante no suspender, pero no podemos dejar que eso nos bloquee (nota mental: no dejarle ganar siempre, que vaya aprendiendo a morder el polvo)
3.- Tendremos que trabajar la excesiva tolerancia de Mario al fracaso en los estudios, capaz de aguantar la bronca por una mala nota (nota mental: fomentar sus logros, manteniendo el equilibrio, que si me paso pensará que esto es Jauja…)
¡Tendré que preguntar a alguno de mis hermanos mayores cómo lo hacen ellos….!
No hay comentarios:
Publicar un comentario